El plexo braquial es un grupo de nervios del cuello que van al brazo. Estos nervios controlan la fuerza muscular y la sensibilidad. La parálisis del plexo braquial neonatal (PPBN) es una lesión nerviosa que ocurre al momento del nacimiento. Esto sucede cuando los nervios del plexo braquial se estiran o rasgan durante el nacimiento. La PPBN también es conocida como parálisis de Erb. Aproximadamente 2 de cada 3 bebés que tienen PPBN se recuperarán completamente en los primeros 3 meses de vida. Es necesaria la evaluación frecuente de su médico para asegurarse de que la función del brazo se recupere. Los pacientes que no recuperan la función pueden necesitar cirugía para volver a conectar los nervios dañados. Los niños mayores con PPBN también pueden beneficiarse de la cirugía para mejorar la función del brazo.
El tipo más leve de PPBN afecta la parte superior del plexo braquial que controla el hombro y el codo. Esta es la forma más común de PPBN y se llama "parálisis de Erb". La forma más severa, afecta todos los nervios del brazo, afectando a todo el brazo, incluyendo los dedos. Esto se llama parálisis "global" o "total". En casos raros, conocidos como "Parálisis de Klumpke", solo la parte inferior del plexo braquial está lesionada. En estos pacientes, la mano y la muñeca no tienen función.
El nervio lesionado puede tener varias formas de daño. Incluso puede haber diferentes tipos de daños en diferentes nervios. Sin embargo, los síntomas (debilidad y falta de sensibilidad) son los mismos después de la lesión nerviosa. La lesión menos grave se llama neuropraxia. Esto sucede cuando el nervio se estira un poco. El nervio por lo general se recupera por sí solo dentro de unos meses. Con más estiramientos, se puede estimular la formación de tejido cicatricial en áreas dañadas del nervio. A esto se llama neuroma. Algunas funciones nerviosas aún se pueden recuperar, pero no están completas. La ruptura de un nervio se produce cuando el nervio se estira hasta romperse. El nervio no puede recuperarse por sí mismo. El peor tipo de lesión, es la avulsión, ésta ocurre cuando el nervio es arrancado de la médula espinal en el cuello. Cuando existe una ruptura o avulsión, se recomienda realizar una cirugía de los nervios dañados para mejorar la recuperación.
La PPBN se puede diagnosticar sin pruebas o estudios especiales. El pediatra generalmente puede hacer el diagnóstico después del nacimiento del bebé. Los signos principales son la debilidad del brazo, generalmente se mantiene al costado sin tener capacidad para doblar el codo (Figura 1). Se recomienda referir al bebé con un especialista. El médico verificará que el bebé pueda mover su brazo y sus dedos y controlar el rango de movimiento de las articulaciones. Las evaluaciones subsecuentes son importantes para observar si hay mejoría y los nervios se están recuperando.
Los médicos pueden ordenar una radiografía para buscar una fractura en la clavícula o en el hueso del brazo. En ocasiones se solicitan pruebas especiales para evaluar la función nerviosa, pero éstas no siempre son necesarias. Cuando el hombro del bebé no se mueve de forma normal, pueden ser solicitados algunos estudios de imagen como la ecografía o la resonancia magnética.
Es importante comenzar la terapia física en el primer mes de vida, para movilizar las articulaciones del brazo afectado. Esto incluye visitas con un terapeuta y un programa diario de ejercicios en el hogar. Debido a que el bebé no puede mover su brazo, los padres deben hacerlo por él para evitar rigidez. Si las articulaciones se vuelven rígidas, es posible que se requiera un yeso o una cirugía. La terapia es la base del tratamiento para la PPBN. Muchos niños recuperan suficiente función nerviosa y la cirugía puede llegar ser innecesaria.
El médico puede recomendar una cirugía para tratar de reconstruir los nervios afectados si estos no se recuperan en los primeros 3-6 meses. La cirugía puede mejorar la función del brazo. Es importante saber que incluso con la cirugía de reconstrucción, el brazo no funcionará normalmente. La cirugía del plexo braquial puede implicar la eliminación de tejido cicatricial y/o la reconstrucción utilizando nervios que trabajan (sanos), supliendo nervios que no funcionan (afectados).
En algunas ocasiones, la rigidez de la articulación del hombro es tan severa que puede ocasionar que el hombro se salga de su lugar (luxación). Los casos leves pueden ser tratados con Botox y yeso. A veces, el médico puede sugerir una cirugía para colocar el hombro en su lugar. Esto a menudo se combina con cirugía para cambiar de lugar la inserción de los músculos alrededor del hombro. Esto ayuda a estabilizarlo y puede evitar que se vuelva a salir.
Los niños mayores con debilidad y/o limitaciones de movimiento pueden verse beneficiados al realizar cirugía ósea y muscular para mejorar la función. Cada paciente es diferente, por ende, las cirugías que los médicos pueden ofrecer deberán ser adaptadas de forma individual a las necesidades de cada uno de ellos.